Ni la lluvia logró impedir su vuelo
aunque que lo siguió incanzablemente
por mar, tierra y también a ras del suelo,
se alejó de ella irremediablemente.
Pobre gaviota, soñó inutilmente
por siempre, tu pecho de amor llenar
y quedó suspirando amargamente
quieta, mirando la espuma del mar.
Triste llora, agoniza, por amor
por el sentimiento que quema y hiere.
Tierna avecilla, conoció el dolor
y sufre... como a nadie... ella le quiere.
¿Sabrá enjugar sus lágrimas de sal?
¿El tiempo borrará todo vestigio,
de ésta no presencia... que le sabe mal?
¿Será posible un milagro, un prodigio?
Un día fue parte de una bandada,
en su vuelo nada se intermponía
hasta que su alma cayó fulminada
por el sentimiento, al que ella temía.
No hubo en su vida peor infortunio...
no quería amar como los humanos.
Llegó sin aviso un día de junio...
y la abandonó, sin besar sus manos...
Matty Canales
Chile
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