Olvidé decirle a tus ojitos
que los amaré, aún sin mirarlos
y permanecerán en los míos
seguros, verdaderos, dulces…

¿Qué podía llegar tras mis silencios débiles?
Extrañarlos, así, con este dolor,
que va hincando con sus agujas en mi corazón,
los gestos celosos, las palabras perdidas,
y una madrugada juntos
en la cuenta de las deudas…

Abro mis manos y tomo del aire tu imagen,
-que el viento quiso borrarla-
para caminar junto a ti y seas mi guía,
como lo es tu foto en mi agenda,
que marca el día que bajaré del tren
para abrazarte, abrazarte, abrazarte…

No sé si estoy alegre o triste,
no me lo explica muy bien
el brillo húmedo de mis ojos,
pero esto no es lo importante hoy,
sino lo que olvidé decirle a tus ojitos:
-Que mi fuertes llantos, son también,
porque tengo miedo, sí, miedo,
que ésos, tus luceritos, no quieran
volver a mirarme como antes o como después.

Nora Báez
Buenos Aires - Argentina



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