La frialdad de sus palabras,
congeló mis cuerdas vocales,
enmudeció mis pensamientos,
enfrió mi fascinación.
Me prendió al suelo con la mirada sorprendida:
estatua inerte petrificada por la insensibilidad de otras gentes.
Sensación producida por la falta de calor.
La baja temperatura de su declaración,
derrumbó mi verano,
despedazó el sol de la esperanza.
Una lluvia de groserías me heló hasta los huesos.
¡Se hizo súbito invierno en mi vivir!
Yo, un iceberg, me descongelé:
aguas resentidas se desprendieron de mi corazón.
Rosimeire Leal da Motta
Vila Velha - ES - Brasil
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