La mañana despertó incrédula,
las nubes tenían un aire de velatorio.
Fin de una existencia. Partió.
¡Se puso en camino rumbo a los brazos del Creador!
Era poeta y la sensibilidad no muere.
Continua escribiendo poesías, ¡pero celestiales!
Su corazón alcanzó el cielo,
fue hacia la gloria de Dios.
El viento inmortalizó su nombre.
Sus pensamientos, su modo de ver la vida
¡están guardados en el álbum de nuestros recuerdos!
La puerta del tiempo no está cerrada con pestillo,
basta cerrar los ojos o releer sus textos,
y, VALERIANO LUIZ DA SILVA, ¡ estará de vuelta!
La literatura extendió una alfombra de flores,
¡homenajeando la persona que fue un día!
Sus admiradores esparcieron pétalos emocionados,
perfumando las huellas que él dejó.
Lloviznó la tarde entera...
¡Añoranzas eternas de un grande amigo!
VALERIANO LUIZ DA SILVA.
Rosimeire Leal da Motta
Vila Velha - ES - Brasil
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